Una bala no puede matar un sueño

Share Button

En Europa y en Estados Unidos, una bella efervescencia política rodeaba igualmente el caso de Iqbal. Al acercarse el 1º de Mayo, fiesta de los trabajadores en todo el mundo, las reacciones a nivel gubernamental e institucional comenzaban a suceder a las posiciones de las asociaciones de base. Federico Mayor, director general de la Unesco, había sido el primero en condenar, el viernes 21 de abril, “ese crimen odioso y totalmente irresponsable”. Posición que también tomó el alto comisario de las Naciones Unidas de los derechos humanos. Del lado francés, el ministro delegado en la Acción humanitaria del gobierno de Edouard Balladur, Lucette Michaux Chevry, prefirió esperar al 24 de abril para dar a conocer su consternación y desear que la opinión se sensibilice con el drama que constituye la explotación de los niños trabajadores en algunos países.

Atravesando el Atlántico, varios hombres políticos de renombre habían hecho conocer su cólera. Bajo la bóveda prestigiosa del Capitolio Edward Kennedy había aceptado firmar la petición de protesta presentada a los parlamentarios americanos por Douglas Cahn, el director del departamento “Derechos humanos” de Reebok. Se unió con otro senador implicado en la lucha contra el trabajo de los niños, Tom Hakin. Petición enviada directamente a Benazir Bhutto y precedida de una carta redactada por el senador Harkin y el representante George Brown Jr en términos duros.

A estas intervenciones políticas se añadían, a iniciativa de Reebok y de diferentes asociaciones, una serie de acciones conectadas por escuelas donde Iqbal estuvo hablando cuando viajó a Estados Unidos en diciembre de 1994. Circulaban numerosas fotocopias ilustradas con una foto del niño de Haddoquey.

LA AMBIGÜEDAD DE EHSAN

Después de su estancia en Ginebra, Ehsan llegó hacia el martes 26 de abril a Londres continuando su táctica de dar dimensión internacional al problema. Sabía que acudía a un lugar difícil donde no se había producido la reacción de generosidad solidaria de otros países. Había tomado contacto con la asociación Antislavery Internacional y sus responsables le manifestaron que se había precipitado en su análisis respecto de los sucesos en torno a Iqbal. ¿Honradez sociológica científica? ¿Preferencia por las campañas asistenciales frente a las denuncias políticas que podían poner en juego hasta sus sillones?

En Pakistán, por otra parte, pensaban que la ausencia de Ehsan hacía más vulnerable y débil al BLLF. La policía no había emprendido acciones brutales para escuchar a los dos testigos directos, Faryad y Lyakat. ¿Cómo creer que estaban siendo retenidos contra su voluntad? El gobierno intentaba la vía de la negociación. ¿Por qué si eran tan inocentes? La manifestación de protesta del Frente organizada el martes 25 de abril, transcurrió sin oposición, permitiendo a un millar de simpatizantes de la organización desfilar en pleno centro de la capital provincial de Punjab, en el famoso Mall. Visiblemente preocupado por calmar la polémica, el gobierno de Benazir Bhutto había consentido ese esfuerzo público, al expedientar dos días más tarde a su ministro (cristiano) de la Population, Julius Salik, en Haddoquey. Un cambio en el que el interesado negó oficialmente la implicación de las autoridades y ofreció en nombre de Benazir Bhutto doscientas mil rupias de indemnización a la madre de Iqbal, como una suma más módica al testigo Faryad.

Ehsan no volvió. ¿Estaba amenazado? ¿simple comodidad? ¿cansancio? Son muchas las acusaciones que ha recibido pero es demasiado fácil juzgar el cansancio del que lucha para acreditar nuestra comodidad.

El 28 de abril, convocados por el juez de Sheikhupura encargado de investigar la muerte, los dos testigos principales, Faryad y Lyakat albergados por el BLLF se retractaron para apoyar completamente la tesis de la conspiración de la mafia de alfombras. Mientras, Ehsan defendía la misma tesis en un programa de la BBC.

LA MEDIA VUELTA

Modesto edificio lleno de gente, el Tribunal del distrito de Sheikhupura era muy diferente al Tribunal Supremo de Justicia de Lahore a donde Iqbal solía ir. El edificio se parecía más a una especie de plaza. Afuera, escribiendo en hojas blancas los elementos de sus defensas, los abogados se instalaban a la sombra de algunos árboles formando un ruidoso desbarajuste. Solamente el porche del tribunal, rodeado por dos columnas y por una puerta pesada, era un lugar más reservado. Todo el mundo, comenzando por los magistrados del distrito de Sheikhupura, se enorgullecía de esa fachada colonial a la vez solemne y anticuada.

ASHRAF, ALIAS ‘HERO’

Desde esa entrada principal, el visitante podía percibir la prisión, situada al otro lado de la plaza y rodeada por cuatro miradores de ladrillo y alambradas. Allí, detrás de los altos muros, se encontraba en una celda común con más de veinte detenidos, el asesino de Iqbal: Ashraf, alias Hero. Después de haberle retirado el fusil de caza perteneciente a su patrón, este gigante delgado, había errado durante días por los campos del pueblo de Rakhbauli hasta que los policías le detuvieron por la denuncia de un campesino que le sorprendió merodeando en su establo. Ni le buscaron con demasiado interés ni huyó.

Capturado, Ashraf lo confesó todo, confirmando el Primer Informe (FIR) redactado a continuación de su arresto. Sus declaraciones se revelaron, mucho más imprecisas sobre el sujeto de la bici, sobre los insultos de los niños y la dirección del tiro. Hasta el punto que en sus entrevistas con los periodistas en las semanas siguientes, Ashraf se contradijo varias veces.

¿PARA QUÉ INQUIETARSE?

El jueves 27 de abril de 1995, el juez del distrito Chaudry Muhammad Hussain se hacía muchas preguntas al hojear la declaración del presunto culpable, registrada por los mismos policías que acudieron la noche del asesinato en Rakhbauli. Durante una semana, ese magistrado de Sheikhupura había atravesado el campo para recoger el máximo de información sobre esa muerte llegando a encontrarse con Inayat Bibi. Él, había constatado que a las respuestas de los testigos les faltaba rigor. Pero esto no le extrañó nada. Decenas de informes que relataban hechos distintos de ese tipo, eran frecuentes en esos pequeños pueblos, sin que se pudiera aclarar el misterio. Tal era, en efecto, la suerte de las investigaciones a nivel local, en esas zonas rurales de Pakistán: tambaleadas entre policías a menudo corruptos y temidos por la población, testimonios aproximativos y acobardados y juicios desprovistos de medios adecuados para esperar desenmascarar la verdad.

Esta situación, arreglaba los asuntos de los poderosos que compraban el silencio de unos o la complicidad de otros para maquillar sus crímenes.

LOS DOS PRIMOS CONFIESAN…

El jueves 27 de abril en su despacho, acompañados por dos militantes del BLLF, los dos primos de Iqbal a los que ningún periodista pudo acercarse en Lahore, fueron directos al grano: todas sus declaraciones anteriores habían sido falsas. “Oí un disparo en la noche cuando nos dirigimos al campo de Amanat, después me desmayé”, explicó Faryad, que repitió sus propósitos delante de los numerosos periodistas. “Cuando me desperté, los policías nos rodearon con aires amenazadores. Nos dijeron que le acompañásemos a la comisaría donde nos obligaron a firmar con nuestras huellas digitales. Tenía tanto miedo que les obedecí”.

Según Faryad “Iqbal fue con ellos a llevar la cena a Amanat, incluso lloviendo, al saber que no le podrían llevar en la bici”. Después salieron juntos, cantando algunas canciones, sin oír ningún ruido. No percibieron en esa noche de luna nada reconocible o identificable. Y menos todavía a Ashraf enfilando a un asno. Un disparo de alguna parte había matado a Iqbal y herido a Faryad, que perdió enseguida el conocimiento.

Según Faryad y Lyakat, todo parecía una manipulación policial. Ellos obedecieron, se callaron y respetaron las consignas dadas la noche del crimen por los policías. Felizmente, Ehsan intervino para llevarles a los locales del BLLF, después del entierro: “Los policías amenazaban con matar a nuestros padres ni no aceptábamos seguir el juego”, añadió Faryad.

DESMENTIDAS EN LOS ARREPENTIDOS

¿Se trataba de un acto dictado por la imperiosa necesidad de la verdad o de una maniobra diabólica del BLLF para acreditar el argumento de la conspiración? Por otra parte Amanat, que había conducido la noche del asesinato a los policías a la casa de los patronos de Ashraf, declaró que la versión rocambolesca del accidente que implicaba al obrero agrícola y al asno sólo era una versión dictada por los policías y que no tuvo más elección que repetirla.

A partir del 29 de abril, después del interrogatorio en el despacho del magistrado de Sheikhupura donde todo el mundo cambió su declaración para avalar el argumento de la emboscada y del complot, la mayoría de los testigos se instalaron en los locales del BLLF donde Faryad y Lyakat habían estado ya diez días. ¿Por qué fueron allí? ¿Por qué arriesgaban sus vidas? ¿Obligados por el BLLF? ¿Obligados por la convicción de que ya era hora de que se hiciera justicia?

UN INFORME DUDOSO

La Comisión pakistaní de los derechos humanos en su informe sobre la desaparición de Iqbal concluyó en su documento presentado a la prensa dos veces, el 2 de mayo y el 25 de mayo de 1995, que la muerte no era premeditada. El informe, por contra, exigía la búsqueda para la investigación, de la bicicleta y de otras piezas desaparecidas después de la autopsia, tales como las prendas de Iqbal.

Para el BLLF Asma era un esclavista que se había vendido al gobierno. Respetando la opinión de los lectores no podemos dejar de preguntarnos si las actuales muertes por epidemias puntuales o por hambre y penuria son premeditadas. No parecen ser premeditadas, pero existen; y tienen causas estructurales que nos implican a todos. Hoy, no apretar el gatillo, ya no es coartada para la inocencia.

EL BLLF ENTRA EN GUERRA

El informe de la Comisión pakistaní de derechos humanos fue contestado por escrito por el BLLF el 3 de mayo en la prensa. Para los militantes la declaración de los investigadores era una mentira. Planteaba la posibilidad de que el HRCP hubiera hecho un pacto con los explotadores de niños trabajadores.

En su defensa, los militantes fieles a Ehsan lanzaron un valioso documento: el resultado de la comprobación del informe de la autopsia, pedida por Douglas Cahn, de Reebok a la organización americana “Físicos por los Derechos humanos”. Un informe crítico con el examen médico realizado en el hospital de Sheikhupura, acusado de dejar numerosas preguntas sin responder, y severo con las conclusiones del primer FIR, juzgando poco conforme con la naturaleza de las heridas descritas por el protocolo de la autopsia.

Este documento de dos páginas, redactado en Estados Unidos sobre la base del informe médico del hospital de Seikhupura indicaba, por ejemplo, que fuera poco probable que Iqbal estuviera sentado en la bicicleta cuando le dispararon y comentó que las fotografías del cuerpo de Iqbal no fueron tomadas en el sitio. Compartía algunas recomendaciones, como “la necesidad de examinar con urgencia los principales elementos, entre ellos la bicicleta”.

Faiz, el viejo abogado de la calle Fane, tomó la iniciativa de ese contraataque el 5 de mayo de 1995, distribuyendo un documento de dos páginas en la prensa local.
Según él, el hecho de que la mayoría de los periódicos pakistaníes privilegiaba la versión oficial del accidente y se mostrara reticente a creer las desmentidas lanzadas por su movimiento, era simplemente el resultado de una intoxicación generalizada, la troika compuesta por los fabricantes de alfombras, por la administración y por los medios de comunicación habían decidido emplear todos los medios para llevar la guerra contra los ataques de la erradicación del trabajo de los niños. El Frente de liberación estaba en guerra. En guerra abierta con el Pakistán, con su gobierno, sus medios de comunicación y sus organizaciones humanitarias, mucho menos preparados que el mundo occidental para aceptar la teoría del martirio de Iqbal.

Ehsan continuaba su tarea internacional. Después de estar en Londres se apresuró a Paris, donde Jean Marie Cavada, productor y presentador de “La marcha del siglo”, acababa de mandarle una invitación para participar en una emisión especial, el 31 de mayo de 1995.

UN PERSONAJE CONTROVERTIDO, ¿LA TÁCTICA DE LA DIFAMACIÓN?

Mientras, crecía la leyenda negra sobre Ehsan. Un chantajista ávido por conseguir fama explota cantidad de obreros esclavos que se equivocaron al darle su confianza. Le acusaban de haber perdido la cabeza, de haber desviado millones de rupias y de haber demostrado a partir de 1988 un egocentrismo desmesurado. Ehsan se había embolsado sumas considerables al vender a los obreros esclavos las fotocopias del célebre juicio del Tribunal supremo de septiembre de 1988.

El que se presentaba en Europa como un soltero por no poner en peligro a su familia, era acusado de tener en Pakistán dos mujeres y tres niños, su segunda mujer era la hija de un rico patrón de ladrillos. Un campeón de la lucha de clases, un activista convencido de que el fin justifica los medios, un maestro de la exageración, dudas sobre la gestión y la calidad de los programas puestos en marcha por el BLLF en Pakistán comenzaba a extenderse…

PEPSI COLA Y CERTIFICADOS

Zafaryab Ahmed, llamado Zafar, hijo de buena familia, revolucionario, periodista de izquierdas con reputación en Lahore, sería sin ninguna consideración llevado a la cárcel el 5 de junio de 1995 por los policías de la Agencia federal de investigación (FIA) por haber colaborado en la conspiración contra el poder central y provocar el odio entre las comunidades religiosas, lingüísticas, raciales y regionales. El día de su arresto en su domicilio no podía imaginar las consecuencias de haber aceptado, a comienzos de 1995, realizar para el BLLF un estudio sobre la infancia desfavorecida. Las autoridades y el grupo de fabricantes de alfombras se volvieron paranoicos por encontrar un responsable. Y Zafar fue acusado de ser la eminencia gris del BLLF, el cerebro de una conspiración internacional.

PÉRDIDAS COLOSALES

La ofensiva policial contra el BLLF se desencadenó a partir de finales de mayo fomentada por la Asociación de fabricantes y exportadores de alfombras de Punjab (PCMEA). Los responsables de ese grupo comenzaron a tener en cuenta las luchas cuando vieron las anulaciones de los pedidos de sus clientes suecos, alemanes, australianos, belgas, italianos y franceses. Según Imran Malik, presidente de la PCMEA, el número total de pérdidas por esas anulaciones ascendía a diez millones de dólares en el mes de mayo y podrá llegar pronto a cien millones. El ingreso anual rondaba los quinientos millones de dólares.

Por otra parte, China ese nuevo gigante, comenzaba a lanzar al mercado internacional sus alfombras fabricadas industrialmente. Se unía otro competidor, la India vecina, enemigo tradicional sospechosa de querer hacer fracasar la economía pakistaní. En nombre del pueblo pakistaní se llamaba a la población a la sumisión; el nacionalismo cumplía su función una vez más.

LA OFENSIVA POLICIAL

Los fabricantes no cesaban de lanzar los peores rumores sobre Ehsan. No vamos a decir que todos sean falsos pero sí debemos ser conscientes de cuál es su origen. También disponían informaciones sobre las malversaciones financieras del BLLF. El Campo de la libertad en cuya entrada ondeaba la bandera roja con un puño negro de la organización, se convirtió en objeto de vigilancia regular, con escuchas telefónicas sistemáticas.

Con esa amplitud adquirida por la controversia, el juez de Sheikhupura que, el 27 de abril, registró la nueva declaración de los testigos Faryad y Lyakat, se encontró declarado incompetente del caso. El asunto Iqbal se trató en altas esferas por el comisario Javed Mahmood en persona, director adjunto de la FIA de Lahore.

Los policías no tardaron mucho en actuar. Ellos disponían en Zafaryab Ahmed, el periodista empleado por el BLLF, de blanco bastante fácil. Grabaron conversaciones que les parecían la prueba que los servicios de información indios habían puesto en marcha un plan para explotar la muerte de Iqbal con la intención de causar enormes daños financieros a Pakistán. Se encontró acusado de alta traición, y conspiración contra el Estado.

El 7 de junio, tres miembros de la organización fueron arrestados y encarcelados antes de ser liberados sin fianza algunos días más tarde. El 8 de junio, Inayat Bibi, Faryad, Lyakat y Amanat MASIH fueron conducidos al cuartel general de la policía. Interrogatorios, noches en celdas, torturas psíquicas…

Una tercera operación policial, organizada esta vez en los locales históricos del BLLF en Dyal Singh Mansion, permitió a los policías hacerse con diversos documentos de archivos, grabaciones y cassettes de video del movimiento. Todas las personas detenidas, a excepción de Zafaryab y del contable de la organización, fueron pronto puestas en libertad. Pero los documentos, seis meses después, continuaban en manos de la policía.

MARKETING Y MENTIRAS

El propietario de la empresa Sheikh Carpet, Tariq Gaba fue a París y desde la televisión intentó convencer a la opinión pública internacional y a los periodistas de paso que el trabajo forzado de los niños en las hilanderías no existía. Además los fabricantes de tapices estaban dispuestos a discutir una mejora en las condiciones del trabajo. La tercera argumentación era afirmar que sí había niños trabajadores en las hilanderías, pero no esclavos. Debidamente remunerados, estos pequeños obreros constituían por otra parte una fuente de ingresos para sus familias.

El boicot decía este potentado perjudicaría a los pobres, todo obstáculo en ese sector de la economía pakistaní, corría el riesgo de revelarse dramático para el millón y medio de obreros tejedores de todas las edades empleados en todo el país. Viejo argumento, pero eficaz para controlar las tentativas de boicot comercial. Parecía un noble artesano que daba trabajo a los pobres y que trataba a los niños vendidos como a hijos.

SAIF MASIH Y SUS “AMIGOS”

El 19 de junio, con un calor sofocante, este campesino entró en el Press Club de Lahore, edificio de dos plantas cedido a la asociación de periodistas por el municipio. Analfabeto, Saif, llevaba un sobre lleno de documentos, y acusó a Ehsan de ser un agente indio, de haber utilizado el dinero otorgado por Reebok a Iqbal, que estaba en una cuenta en Estados Unidos. Saif llevaba en el sobre fotocopias de su libro de familia, otorgado por la parroquia católica de Kot Lakh Pat, al este de Lahore. Donde Saif y su mujer Inayat se habían casado y bautizado a sus primeros hijos. Los periodistas presentes echaron un vistazo al documento y se sorprendieron al ver: Iqbal Alfons MASIH, hijo de Inayat Bibi y de Saif, figuraba en cuarto lugar, detrás de su hermanastro Aslam, su hermanastra Zubeida y su hermano mayor Patras. Fecha de nacimiento: 5 de diciembre de 1976. Por lo tanto Iqbal tenía 19 años, y no 12 como pretendía el BLLF.

¿Era aquello verdad? ¿Podía haber sido falsificado? ¿Lo sabía Ehsan? ¿Mintió su propia madre cuando lo vendió?

Se mostró muy callado cuando los periodistas le preguntaron sobre las razones de esa conferencia de prensa. ¿Quién le había ayudado? “Amigos”, dijo a los reporteros. ¿Qué amigos? Silencio. Habló entrecortadamente, dudó, y después recogió las fotocopias dispersas por la mesa. La conferencia de prensa duró más o menos una hora. Periodistas europeos investigaron estos datos en los archivos parroquiales; aunque algunos documentos buscados faltaban de su lugar, los registros anuales de los padres de Kot Lakh Pat confirmaban los datos aportados por Saif.

Como hemos señalado antes estamos, por tanto, ante un joven luchador que, posiblemente, ni sabía los años que tenía y que hasta pudo pasar por la vergüenza de tener escasa presencia física como consecuencia del trabajo infantil.

HERIDAS QUE DUELEN

Una nueva hipótesis surgía: que Iqbal, bautizado en diciembre de 1976 no era el niño que nos preocupaba. Fue, por ejemplo, uno de los hermanos mayores desaparecido a corta edad y escondido por la familia.

Tales problemas sirvieron de excusa a diversas organizaciones para dejar de prestar su apoyo al BLLF. Radda Barnen, de la organización sueca colaboradora durante varios años, hizo saber al BLLF, su voluntad de ver los programas de la organización antes de renovar su eventual asistencia financiera. La OIT había expresado un deseo de clarificación de qué se hacía en las escuelas Apna. Así mismo UNICEF, en una carta del 7 de junio de 1995; Jacinthe Desmarais, una de las representantes de la organización en Lahore, confirmó a Ehsan, la retirada de la subvención anual al BLLF.

Mientras en Europa la muerte de Iqbal había servido para concienciar, en Pakistán había producido divisiones, despertado rencores y levantado el vuelo sobre sórdidos juegos de influencia. Si después de tantos años de existencia la OIT y UNICEF no habían logrado frenar el aumento de la esclavitud infantil hemos de preguntarnos por qué les molestaba tanto la capacidad de lucha de un sindicato del Sur. ¿Cómo extrañarnos de la retirada de fondos? A estas organizaciones, dedicadas a la beneficencia (le den el nombre que le den) no les hace ninguna gracia que entre los pobres puedan surgir militantes.

Los responsables de la Pakistan Carpet Manufacturers and Exporters Association hicieron enviar al extranjero un video destinado a responder a las acusaciones presentadas en la película “El Tapiz”. Había que rehacer la imagen de los tapices pakistaníes por todo el mundo con una vigorosa campaña comercial.

Otro informe fue abierto el 17 de julio de 1995 en el plano jurídico, para ser confiado a un juez con reputación de la Alta Cámara de Lahore, Khalid Paul Kwaja. Pero en vista de las contradicciones, de los testimonios confusos y de las múltiples aproximaciones, el juez se contentó con requerir una nueva investigación. Una forma de enterrar el asunto de Iqbal, en la medida que pasaban las semanas.

En el caso de Zafaryab, detenido durante más tiempo, el asunto podría llegar a ser grave, pues los cargos retenidos contra él eran fuertes. Zafaryab no era el único en esta posición. El compartía esa suerte con Ehsan, pero Ehsan se encontraba en el extranjero.

Iqbal se había convertido en un símbolo. Un niño que reclama que el alfabeto reemplace al oficio de tejedor y que un maestro de escuela supla a los amos de los talleres.

Share Button